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atto secondo 37


ATTO II

SCENA I

Capitan Francisco, Messer Consalvo, Rosades servo.

Capitano. «Los amores de los prelados que bien son remunerados!». O Dios! Se mi suerte buena me dexasse haver nueva de Castilla, como me gozaria! Despues que dexé a Angeletta, que no ha mucho, passando por la hosteria del «Cavallo», me dixeron corno havian alloiado, la noche passada, no sé que ientil ombre castellano con otro compañero y que es ido, está maiíana, a passear por ver la tierra; y, por senas, dize el huesped que lleva una capa de domasco con bonette de tercio pelo, hombre di cinquenta años. Calla! Mas si es este? Por Dios, que a los senales es el mismo.

Messer Consalvo. Mucho me huelgo, Rosades, en ver está ciudad.

Rosades. Verdad es, señor, que muy noble y muy antiqua parece está tierra.

Capitano. O Dios! Pareceme de conoscerlo y no me parece.

Messer Consalvo. Por mi vida, que, despues que fue en está tierra a studiar, tiengo buena memoria de ella.

Capitano. Io le he conoscido, por Dios. Este es micer Gonzalvo Molendini castellano. Vuestra Merced sea muy bien venido.

Messer Consalvo. Es el señor Francisco Marrada este? El es, affé. O señor Francisco, abrazame! Quanto me gozo en ver os! Y vos veo y casi no lo creo; por que, en Castilla, vuestros padre y madre y toda la ciudad, ya ha muchos dias, que os han llorado por muerto.

Capitano. Como «por muerto»? Por que?